Al aproximarnos a una curva debemos realizar un breve examen de sus características, ya que en función de su diseño deberemos actuar en consecuencia.
La señalización existente en sus proximidad nos indicará ya el tipo de curva y su grado, y al efecto conviene recordar que para una mejor información a los conductores acerca de la peligrosidad de una curva, se disponen en su entrada unos paneles direccionales, con unas franjas blancas y azul oscuro, aproximadamente perpendiculares a la visual del conductor. La peligrosidad de la curva es proporcional al número de paneles que divise el conductor a su entrada (hasta tres paneles superpuestos).
Hay que respetar la limitación de velocidad impuesta o reducirla para adecuarla a la aconsejada, reduciendo a la marcha elegida de forma que a la entrada de la misma el vehículo se encuentre bien apoyado.
Si entramos en la curva acelerando, el peso del vehículo recaerá sobre el eje trasero, con lo que se perderá direccionalidad. Cuando el vehículo esté ya apoyado sobre las ruedas exteriores iremos acelerando progresivamente hasta salir de la curva. No es aconsejable frenar una vez estemos dentro de la curva.
TIPOS DE CURVAS:
Antes de trazar la curva debemos ver que tipo de curva es y decidir a que velocidad la vamos a tomar.
Una vez decidido esto comenzaremos a frenar y, sin soltar el freno, iremos reduciendo a marchas inferiores hasta llegar a la marcha elegida. Prepararemos las manos en el volante, el pie izquierdo sobre el paso de rueda y finalizaremos la frenada. Ahora nos encontramos en la posición y la velocidad adecuadas para tomarla.
Según el radio de la curva, podemos distinguir cuatro tipos de curvas. Las que menos problemas revisten son aquellas que describen un ángulo más abierto de 90º.
Un segundo bloque está comprendido por virajes en ángulo recto, el siguiente escalón agrupa las curvas muy cerradas, cercanas a los 180º y, por último, recogemos las llamadas curvas de doble radio, cuyo trazado se va abriendo o cerrando.
Aunque pueda parecernos que no existen dos curvas iguales, todas ellas pueden encajarse en alguno de los grupos expuestos.
Curvas Cerradas: Aumenta el grado de dificultad cuando nos encontramos ante un giro de 180º, lo que se conoce como una "horquilla". Ante esta situación nos acercaremos por el borde exterior de nuestro carril, mientras moderamos la velocidad. Cuando tengamos la salida de la curva a la vista, nos metemos hacia el vértice interior de la curva y aceleramos al tiempo que vamos aproximándonos, de nuevo, al lado externo. Un error que se paga bastante caro es el de acercarnos demasiado pronto al vértice interior, lo que provocará que terminemos fuera de la carretera. Hay quien se enfrenta a este tipo de curva como si fueran dos curvas enlazadas de 90º. Inicia el trazado en el punto de giro, pasando por el de contacto y cuando llega al punto de salida se encuentra ya dentro de la segunda curva, en una situación tan comprometida se tendrá que rectificar la dirección e incluso frenar creando una situación de peligro.
Nos aproximamos por la parte exterior del carril, con el fin de irnos acercando, progresivamente, al vértice interior y salir acelerando hacia el exterior de la curva.
Conviene tener siempre muy presente que, cuanto más grande sea el radio de la curva que estamos abordando, menor fuerza centrífuga tendremos que soportar, por ello, aquel trazado que más se aproxime (en la medida de lo posible) a la recta será el más estable y seguro.
Entramos por el exterior, nos aproximamos al vértice interno en su punto medio y abordamos la salida acercándonos, de nuevo, al lado externo.
Curvas en Ángulo Recto: Ante una curva de 90º,la trayectoria que vamos a seguir con el vehículo es semejante a la que realizamos en una curva amplia variando, únicamente, el punto de entrada a la misma, que se retrasa un poco con respecto al caso anterior.
LO QUE NO DEBEMOS HACER:
NO aceleraremos mucho al entrar. Aumenta el peso de la parte de atrás del coche o, lo que es lo mismo, se aligera la parte delantera, perdiendo adherencia.Al perder adherencia no obedece a la dirección y tenemos una gran dificultad para entrar en la curva
NO acelerar demasiado pronto, antes de que el coche esté bien apoyado. Una ligera aceleración, pero demasiado pronto, puede cambiar la actitud que el coche adopta.
NO ser bruscos con el volante. El coche reaccionará, según la orden que le hemos dado y, si pierde adherencia y el giro fue brusco, reaccionará con brusquedad Zonas de la curva
Para poder decidir por dónde hemos de trazar una curva, primero conviene saber apreciar cuáles son los puntos que debemos tener como referencia.
Aprovechando toda la anchura de nuestro carril, recordemos que bajo ningún concepto debemos invadir el sentido contrario, siempre nos mantendremos por el exterior, mientras aprovechamos para disminuir la velocidad, siempre que sea necesario. El punto de giro (A) es aquel desde el que vislumbramos ya la salida de la curva, y desde el cual comenzamos el movimiento del volante buscando la próxima referencia: el vértice interior de la curva o punto de contacto (B). Entre ambos puntos se delimita una zona llamada de control y espera que representa la parte más crítica de la curva, donde se manifestará cualquier error que hayamos cometido al tomarla. Entre el vértice interior y el punto de salida (C) tenemos una zona donde empezamos a enderezar la dirección al tiempo que aceleramos progresivamente para salir de la curva hasta lograr las revoluciones necesarias para pasar a una marcha superior.