Los jóvenes conductores de 15 a 24 años pagan un precio altísimo en los accidentes de circulación. Ello obedece a la combinación de varios factores desfavorables: una experiencia de conducción insuficiente, una afición al riesgo más acusada o una actitud menos respetuosa para con las normas de circulación. Otros factores (cansancio, conducción nocturna, uso de sustancias psicotrópicas, comportamientos en grupo) han contribuido a que los accidentes de tráfico de noche de fin de semana, en algunos países de la Unión Europea, se hayan convertido en la primera causa de mortalidad juvenil.
Son muchos y muy variados los factores psicológicos que hacen que los jóvenes conductores sean el grupo de mayor riesgo. La mayor necesidad de autoafirmación, la excesiva sobrevaloración de su capacidad, su mayor predisposición a asumir el riesgo, son algunos de los factores que inciden en su conducta.
Tal vez de entre todos los factores que inciden en mayor medida sobre la accidentalidad de los jóvenes, esté la falta de experiencia en la conducción. Los jóvenes por regla general, aunque es algo que habría que aplicar al conjunto de los conductores, no ven la actividad de conducir como peligrosa, a la vez que confían en exceso en su capacidad para controlar el vehículo en cualquier situación, por lo que arriesgan mucho más.
En el caso de los jóvenes tiene gran importancia la accidentalidad asociada al uso de ciclomotores y motocicletas, y ello debido en gran parte al incumplimiento de las normas de seguridad fundamentales entre otras el uso del casco.
A este respecto las investigaciones demuestran que el uso del casco de protección por parte de los usuarios de vehículos de motor de dos ruedas reduce a la mitad el riesgo de traumatismo craneal mortal o grave. La observancia de esta normativa, según datos de la Unión Europea, permitiría salvar unas 1.000 vidas al año en el conjunto de la Unión.
En el caso de los conductores de vehículos de motocicletas, el llevar ropa visible y adecuada, y a ser posible con elementos reflectantes, circular siempre con el casco y la luz de cruce encendida, así como señalizar sus maniobras con la debida antelación, son algunas medidas que pueden contribuir de forma eficaz y directa a su seguridad. Algunas de estas medidas ya están contempladas como normas de obligado cumplimiento, pero hay que ver más allá, y esto es, que su cumplimiento puede salvar vidas.
Otro colectivo afectado por un grado alto de siniestralidad, son los conductores de ciclomotores y los ciclistas. En el caso de los conductores de ciclomotores, éstos suelen ser por regla general muy jóvenes, cuyas características personales ya hemos comentado con anterioridad, con muy poca o nula experiencia y en la mayoría de los casos con un total desconocimiento de las normas más elementales de circulación.
Son personas que asumen un mayor nivel de riesgo en la conducción, que a menudo circulan en vehículos cuya potencia ha sido modificada, y que no suelen hacer uso del casco. En este aspecto es necesario hacer hincapié en que es deber de todos, padres y educadores, transmitirles la necesidad de cumplir con la normativa vial, no sólo por imperativo legal, sino por su propia seguridad.
JÓVENES Y CONDUCCIÓN: ¿VÍCTIMAS O CULPABLES?
Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte en jóvenes de entre 18 y 24 años y una de cada cuatro víctimas en accidente de tráfico registrado en España es menor de 25 años.
Según un estudio de Attitudes, un 56% de los jóvenes ha conducido sin tener carné de conducir y la mayoría de ellos admiten haber infringido las normas de tráfico en más de una ocasión.
Las infracciones más frecuentes cometidas por los jóvenes son el exceso de velocidad y saltarse un semáforo en rojo. Además, un 33% de los jóvenes ha sufrido algún accidente de tráfico, mayoritariamente en desplazamientos al trabajo, de día y durante la semana.
Y entre las causas de los accidentes: los jóvenes las atribuyen a las distracciones, la velocidad excesiva, las condiciones de la vía, a saltarse un semáforo o stop y al alcohol.
Así, a través de este estudio también se ha podido extraer el perfil del joven infractor: es un varón de unos 24-25 años, que usa frecuentemente el vehículo, que es de su propiedad y que ha conducido antes de tener el carné de conducir. Otro de los datos que señala el informe es que el 10% de los vehículos que conducen estos jóvenes han sido modificados en sistemas que pueden afectar a la seguridad: suspensiones, carrocería, neumáticos...
La influencia de la familia
En este estudio se reflejan que la actitud de los padres ante la conducción y la seguridad vial influye en gran manera en los accidentes de tráfico de los jóvenes, de hecho, los jóvenes multados son frecuentemente hijos de padres sancionados por infracciones de tráfico, mientras que los jóvenes no multados suelen tener padres que cumplen las normas.
Además, según el informe del INTRAS, el 70% de los jóvenes piensan que su padre excede los límites de velocidad porque no considera peligrosa esta conducta y uno de cada tres jóvenes que se saltan un semáforo en rojo estima que su padre hace lo mismo y la mitad de los jóvenes piensa que su padre no se pone el cinturón de seguridad porque no lo considera peligroso.
Además, según la percepción de los jóvenes, cometen menos infracciones que los padres, sobre todo en lo que se refiere a los excesos de velocidad. La mayoría de los jóvenes afirman que las infracciones de las madres se producen más por distracciones que por no tener una adecuada percepción del riesgo.
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